Desde el año pasado, el gobierno del Distrito Federal (GDF) eligió un proyecto para construir una cárcel de alta seguridad en la ciudad de México. Aunque aún no se informa oficialmente, fue el de la empresa Proyectos, Estudios y Coordinación (Precoor).
Dicho proyecto es una de las opciones a construir a partir del 1 de septiembre, en una zona que aún no está definida.
El diseño propone una cárcel vertical con posibilidades de un crecimiento de hasta 25 pisos, con uso de tecnología novedosa que disminuya las necesidades de personal tanto administrativo como de custodia. Además, se planea que el inmueble genere su propia energía, comercialice su basura y ahorre en la plantilla laboral.
En entrevista con el director general de la empresa Precoor, Roberto Rojas, mencionó que todavía no saben si su proyecto será el que se haga realidad, aunque extraoficialmente supieron que fue el que se eligió en 2008.
Sin embargo, fuentes penitenciarias de la capital señalaron que ese es el proyecto que se perfila como el más viable.
Resalta que ante la falta de normas oficiales para construir cárceles, esta empresa realiza las especificaciones necesarias para crear una norma mexicana.
Carreteras, hospitales y escuelas, entre otras obras, cuentan con especificaciones obligatorias, lo que no sucede con las prisiones, por lo que presentarán al gobierno federal su propia propuesta.
El proyecto de seguridad penitenciaria para el Distrito Federal fue realizado durante un año por un equipo de trabajo multidisciplinario, compuesto por arquitectos, ingenieros y penitenciaristas, además de expertos en informática y seguridad.
Tecnología para la readaptación social.
El arquitecto Rojas Argüelles explicó que 70% de los presos son readaptables, pero con programas, atención e instalaciones adecuadas. En el Distrito Federal, los reclusorios Norte y Oriente fueron construidos en la década de los 70 para albergar a mil 350 internos. Aunque se les han construido más espacios, en la actualidad albergan a más de 11 mil hombres, lo que ha demeritado la calidad de vida.
“La readaptación es una gran verdad, así como que las cárceles hacinadas se convierten en escuelas del crimen, donde una persona que robó una bicicleta, sale con las intenciones de robar algo más grande”.
Para ello, indicó se requiere clasificar y separar a los internos, darles capacitación, disciplina y educación, así como hacerlos trabajar y que reciban una paga para que ayuden a su familia y, de ser posible, reparen el daño que causaron a las víctimas.
Su proyecto consiste en una torre donde estarán las celdas, y donde personas externas no podrán ingresar.
El área denominada de vinculación social, contendrá la zonas de visita, visita íntima y locutorios, donde se pretende que prevalezcan condiciones de orden y respeto.
El área formativa, con aulas de estudios y talleres, también está contemplada afuera de la torre de los dormitorios.
Con 16 años de experiencia en el diseño de cárceles en varias entidades del país, mencionó que el hacinamiento destruye la operatividad, genera autogobierno entre la población carcelaria y alberga corrupción.
El hacer realidad este proyecto costaría entre 600 y más de mil millones de pesos, y se contempla la ayuda de financiamiento.No obstante, explicó el arquitecto, este proyecto está pensado para hacer una cárcel con sustentabilidad y para que sea rentable.
Para tener el mínimo contacto entre el personal y custodios, se ponderará el uso de computadoras, para también evitar la entrega de dádivas, y se tenga un efectivo control en la información de cada reo.
Dicho proyecto es una de las opciones a construir a partir del 1 de septiembre, en una zona que aún no está definida.
El diseño propone una cárcel vertical con posibilidades de un crecimiento de hasta 25 pisos, con uso de tecnología novedosa que disminuya las necesidades de personal tanto administrativo como de custodia. Además, se planea que el inmueble genere su propia energía, comercialice su basura y ahorre en la plantilla laboral.
En entrevista con el director general de la empresa Precoor, Roberto Rojas, mencionó que todavía no saben si su proyecto será el que se haga realidad, aunque extraoficialmente supieron que fue el que se eligió en 2008.
Sin embargo, fuentes penitenciarias de la capital señalaron que ese es el proyecto que se perfila como el más viable.
Resalta que ante la falta de normas oficiales para construir cárceles, esta empresa realiza las especificaciones necesarias para crear una norma mexicana.
Carreteras, hospitales y escuelas, entre otras obras, cuentan con especificaciones obligatorias, lo que no sucede con las prisiones, por lo que presentarán al gobierno federal su propia propuesta.
El proyecto de seguridad penitenciaria para el Distrito Federal fue realizado durante un año por un equipo de trabajo multidisciplinario, compuesto por arquitectos, ingenieros y penitenciaristas, además de expertos en informática y seguridad.
Tecnología para la readaptación social.
El arquitecto Rojas Argüelles explicó que 70% de los presos son readaptables, pero con programas, atención e instalaciones adecuadas. En el Distrito Federal, los reclusorios Norte y Oriente fueron construidos en la década de los 70 para albergar a mil 350 internos. Aunque se les han construido más espacios, en la actualidad albergan a más de 11 mil hombres, lo que ha demeritado la calidad de vida.
“La readaptación es una gran verdad, así como que las cárceles hacinadas se convierten en escuelas del crimen, donde una persona que robó una bicicleta, sale con las intenciones de robar algo más grande”.
Para ello, indicó se requiere clasificar y separar a los internos, darles capacitación, disciplina y educación, así como hacerlos trabajar y que reciban una paga para que ayuden a su familia y, de ser posible, reparen el daño que causaron a las víctimas.
Su proyecto consiste en una torre donde estarán las celdas, y donde personas externas no podrán ingresar.
El área denominada de vinculación social, contendrá la zonas de visita, visita íntima y locutorios, donde se pretende que prevalezcan condiciones de orden y respeto.
El área formativa, con aulas de estudios y talleres, también está contemplada afuera de la torre de los dormitorios.
Con 16 años de experiencia en el diseño de cárceles en varias entidades del país, mencionó que el hacinamiento destruye la operatividad, genera autogobierno entre la población carcelaria y alberga corrupción.
El hacer realidad este proyecto costaría entre 600 y más de mil millones de pesos, y se contempla la ayuda de financiamiento.No obstante, explicó el arquitecto, este proyecto está pensado para hacer una cárcel con sustentabilidad y para que sea rentable.
Para tener el mínimo contacto entre el personal y custodios, se ponderará el uso de computadoras, para también evitar la entrega de dádivas, y se tenga un efectivo control en la información de cada reo.
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