La selección mexicana de futbol derrotó 2-0 a su similar de Costa Rica, en la segunda jornada del hexagonal final de la Concacaf.
Omar Bravo abrió el camino a la victoria con anotación al minuto 20 y el capitán Pável Pardo amplió el marcador al 52, en tiro penal, para de esta forma acabar con la racha invicta de 13 partidos de los centroamericanos.
El "Tricolor" obtuvo así sus primeros tres puntos en el hexagonal, mientras que los "ticos" se quedaron con tres unidades producto de su triunfo en la jornada anterior.
Apenas a los 14 segundos del silbatazo inicial, tuvo Vuoso la oportunidad de abrir el marcador, pero se le escapó el balón y luego los visitantes hicieron presión sobre la portería de Ochoa, lo cual impidió que los de casa pudieran operar acciones adelante.
Y sin tanta claridad en el encuentro, Augusto, por el medio campo, tocó a Vuoso, quien avanzó un tanto cargado a la izquierda y pasó a Bravo, éste disparó potente y por abajo, el arquero rechazó para Omar, quien ahora sí la "anidó" en el fondo de la cabaña de los visitantes, al minuto 20.
Fue el momento oportuno para gritar al director técnico sueco Sven Goran Eriksson todo el respaldo y por eso los jugadores festejaron frente a la banca "tricolor" como un tren.
Para continuar con su juego desde la tribuna, el "monstruo" de cien mil gargantas empezó a cantar el "Cielito Lindo".
Al 51, entró Pardo al área por el lado izquierdo y recibió un empujón de Roy Myrie y el mismo capitán ejecutó potente disparo, a la derecha del arquero, para ampliar el marcador a 2-0, al 52.
Entonces los espacios se dieron y Andrés Guardado recibió el balón por izquierda y por esquina del área grande sacó "cañonazo" que el guardameta mandó a tiro de esquina, al minuto 60, y luego el público pidió a gritos el ingreso de Nery Castillo.
El arquero Ochoa, quien tuvo poca actividad, respondió bien las pocas exigencias que tuvo, como un disparo a gol filtrado al minuto 75 y por lo demás estuvo muy atento.
Los aficionados se quedaron con las ganas de festejar el tercer tanto de la noche, para que la fiesta hubiera sido más grande y también se quedaron con las ganas de ver jugar a Castillo.
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