lunes, 9 de julio de 2012

La guerrera, Pie Oscuro, Cuarto capítulo: "La huida"

"La huida"

Por: Alba Gri 


Él, absorto en sus pensamientos después de escuchar las palabras de Pie, se repetía en su interior una y otra vez: - Tengo miedo de preguntar, tengo miedo de saber la respuesta, tengo miedo de haberla perdido sin haberla tenido; Prefiero irme con el recuerdo de su mirada entibiando mis pensamientos a llevar conmigo la certeza de que la dejaré en otros brazos, que será otro el que la escuche suspirar en su oído, otro el que sea dueño de sus caricias -. Entonces él girando la cabeza murmuro muy suavemente:
- Perdón dulce princesa de mis sueños, necesito que mi silencio me proteja, porque siento que mi corazón se va a destruir cuando escuche tú respuesta -.

Ella se acercó lentamente, miro su rostro, él clavó sus ojos en los de ella como queriendo descubrir en sus pupilas las respuestas a todas sus preguntas de su silencio de antaño, pero ella se seguía acercando peligrosamente, estaba parada junto a él, tenia su pelo negro suelto sobre sus hombros y un camisón blanco largo hasta los pies, que a trasluz dejaba motar las formas de su cuerpo, parecía un ángel, él podía sentir su respiración, Pie, volvió a hablarle, ya preocupada por la tardanza de sus palabras:
- ¿No me vas a preguntar? - Volvió a repetir.
Una ráfaga de viento entró a la habitación al mismo tiempo que se sintió el sonido de unos nudillos golpeando sobre la vieja puerta de roble, él presuroso abrió, como si hubiera sido salvado por ese llamado, enfrente de él, un niño con voz suave le dijó:

- Señor, Señor carta de su Alteza, su señora esposa –

Él tomó el sobre y muy presuroso subió los escalones hacia su alcoba a leer la misiva.
Pie rápidamente cerró la puerta, tal vez para que nadie viera como las primeras lágrimas caían por sus mejillas, apoyada en la fría madera se tomó fuertemente los brazos tratando de imaginar el abrazo tan esperado y que ya nunca sería posible.
Era media noche, y todo el reino estaba entregado a los brazos de Morfeo, cuando se oyeron unos pasos en el corredor que comunicaba a la alcoba de la joven, un golpeteo a la puerta, hizo que levantara la mirada; Era su Señor que parado detrás de esta, tembloroso y sollozando en ropas de cama con un candelabro en la mano le dijó:
- ¡Es urgente, necesito que me escuches por favor! -.

Pie, se mantuvo inmóvil y quieta, sin abrir, era inútil sostener esa relación imposible que les traía tanto sufrimiento, luego escuchó los pasos de su amado alejarse…
... Nunca hubiera imaginado ella, que si hubiera abierto esa noche la puerta, el destino, hubiera cambiado sus vidas para siempre.

Será que estaba equivocada en sus sentimientos y eso no era amor, ¿cómo poder definirlo? ¿cómo definir el amor? es un sentimiento tan raro; tan absurdo; tan sublime como despiadado, ya que a veces nos hace sonreír, ruborizar y otras, nos hiere tanto que nos hace sentir la más cruel de las torturas...

… en fin es algo sin explicación, que lo sienten más los jóvenes en todos sus efectos...
Pie, decide dejar atrás esos lugares, esa historia que nunca tendría un final feliz, dejaría de luchar por algo que nunca le pertenecería, tal vez su corazón estaba errado y no era amor, sino gratitud, curiosidad por esa sombra errante que se escurría tras la penumbra del castillo, ¿cómo podía amar a alguien que nunca había visto? Tal vez era solo producto de su imaginación.

Sin ayuda de sus doncellas saco su viejo baúl para empezar a empacar. Estuvo un instante observando el fondo, donde depositaria definitivamente su armadura compañera de tantas batallas y con gran pesadumbre, dejando caer la tapa lo cerró, al escuchar los chirridos de los carruajes, corrió a la ventana y vio con asombro que el Señor, partía.
 
Esto la hizo decidirse, aquel anochecer bajo al establo para ensillar su corcel negro y emprendió el rumbo hacia el norte, solo quería huir sin que nadie se enterara de su penar, debajo de la capucha de su capa negra solo se asomaba algún rizo castaño.
Dejo una nota de despedida a su fiel amigo y consejero, su paladín Lut , y salió a todo galope muy presuroso, la luna esa noche parecía estar en rebeldía...

Continuara…



No hay comentarios: