martes, 20 de marzo de 2012

IRMA GONZALEZ LA REINA DE LA LUCHA LIBRE FEMENIL


L u c h a l i b r e f e m e n i l…
por: Roberto Rios Vargas.

Honor a quien honor merece, Irma González la mujer que nunca dejo de soñar.

Por: Roberto Rosendo Ríos Vargas.
Mucho se habla en estos días, del boom que la lucha libre ha tenido en los últimos años, personajes de la talla del Místico y el Perro Aguayo acaparan los encabezados de las grandes publicaciones dedicadas a esta profesión que para muchos se convirtió en una forma de vida.

Pero una de las grandes luchadoras de todos los tiempos Irma González no puede ser olvidada entre las grandes figuras que se han visto en las arenas mexicanas y extranjeras, hoy a sus 71 años de vida sigue dentro del mundo de los costalazos compartiendo sus habilidades y conocimientos adquiridos dentro de esta profesión con las futuras estrellas del pancracio nacional.

Sentada en una banca en el interior del gimnasio donde funge como profesora, Doña Irma narra como fue que se inicio en el mundo de las doce cuerdas. Como ella misma comenta fue de manera espontánea sin que nadie lo pensara y sin que ella misma se lo imaginara.

Esta historia comenzó en los años treinta cuando el circo de su padre se incendio y su familia tuvo que trasladarse a la Ciudad de México, con apenas trece años de edad un promotor amigo de la familia la invitó a una función de lucha libre, los encuentros donde participaban mujeres eran ya del agrado del público y esa noche comenzaría la historia de esta gran atleta.

“Me informaron que una de las luchadoras no había llegado a la función y como no se podía cancelar ese evento me preguntaron si quería luchar en su lugar, yo tenia cierta agilidad y buen físico debido al los entrenamientos típicos que se hacen un circo así que lo pensé por un momento y decidí subir, total que podría pasarme” comenta. “Para mi mala fortuna, me dieron una buena tranquiza, yo le decía a mi rival, no me pegues yo solo estoy cubriendo a la que falto, pero ni eso sirvió para librarme de la golpiza que me estaba dando”.

Después de ese acontecimiento, las oportunidades de seguir luchando se dieron una y otra vez, Irma debió aprender el argot luchístico pues era lo único que le faltaba ya que la agilidad y la fuerza ya las traía incluidas. “Después de esa lucha comencé a entrenar con una compañera que se llamaba la Enfermera del Médico Asesino, no sin antes pedirle permiso a mi mamá”.

Con el tiempo la fama llego y las oportunidades de crecer y sobresalir en el mundo de la lucha libre se fueron dando, viajes al extranjero, giras al interior de la república, una infinidad de trofeos y campeonatos fueron cayendo fácilmente en sus manos, simplemente no había rival que se comparara con ella, ya fuese local o extranjera.

“Tuve una rival a la que recuerdo con mucha alegría Chabela Romero, con ella tuve encuentros muy duros, sangrientos, aguerridos y sobre todo emocionantes, con ella nadie quería luchar por lo fuerte que era. Chabela siempre fue mi adorada enemiga”

Irma nunca se quedo con ganas de nada y lo más importante nunca dejo de perseguir sus sueños, también fue conocida como la Novia del Santo y a pesar de luchar enmascarada la gente la reconocía en cualquier lugar que se presentara, pues su estilo era inconfundible.

Irma González simplemente es un ejemplo de valor, entrega, dedicación y esfuerzo, una mujer distinta que rompió con el esquema tradicional de la ama de casa mexicana y que hoy es ejemplo de muchas féminas que se parten el alma todos los días dentro de la arena de la vida.

La historia de Irma seguramente será contada entre los amantes de la lucha libre y que servirá como ejemplo de muchas mujeres que a diario buscan abrirse paso en disciplinas que están ocupadas por hombres.

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