La mano de él, sujetó la de ella en el aire con firmeza, antes de que rozará su piel y con una leve sonrisa, asintió y mientras la sujetaba, inclinó su rostro y sus labios se posaron en la boca fresca y tentadora de la ya no tan joven mujer uniéndose en un beso suave, pero apasionado, aquel que tantas veces habían soñado y postergado. Ya no eran adolescentes, los años habían dejado sus huellas, pero sus corazones aún temblaban de emoción.
Con una sola mirada, se tomaron de las manos y caminaron como dos enamorados hacia el interior del castillo, sabían que tal vez después de ese otoño no volverían a verse más...
Entonces, ¿Por qué dilatar una ruptura que tarde o temprano llegaría? seria mejor cortar por lo sano, guardar en su mente y en su corazón la tibieza de ese primer beso y nada más. Deteniendo la marcha la valiente joven lo miró a los ojos y dijo:

- Fue en una de esas emboscadas donde en una fuerte lucha, mi espada al chocar contra la armadura de mi adversario, se rompí y caí de mi caballo, el casco se desprendió y cayendo dejó mi rostro al descubierto ante la mirada atónita del joven que no esperaba encontrar una mujer, nos miramos a los ojos, no se cuanto tiempo, tal vez segundos que perecieron años, él extendió su mano y me ayudó a levantarme, así fue como nos conocimos y en los posteriores enfrentamientos ya no pudimos enfrentarnos más, él me miraba, sonreía y se iba, hasta que hace unos meses llegó a mí un emisario de él, proponiéndome la paz y pidiendo mi mano en matrimonio.-
Un silencio angustiante invadió el lugar, Pie entonces subiendo un poco la voz dijo: - ¿Te callas? ¿No me preguntaras nada?....
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